Los Organismos Genéticamente Modificados
(OGM) o transgénicos pueden producir efectos en la salud humana y animal y
representan un potencial peligro a los países biodiversos. Particularmente delicada
1. Muertes registradas por GM. En 1989, docenas de americanos murieron y varios
centenares fueron afectados y deteriorados por una versión genética alterada de
un suplemento dietario – L-triptofan. Una indemnización de 2 mil millones de
dólares fue pagada por Showa Denko, la tercera gran compañía química japonesa.
(Mayeno y Gleich, 1994).
<!-2. Riesgos de muerte por
reacciones alérgicas. En 1996, genes de nuez de Brasil fueron injertados en
brotes de soja por la compañía Pioneer Hi-Bred. Algunas personas alérgicas a
esta nuez sufrieron un shock anafiláctico (similar a la reacción severa a la
picadura de abeja) que puede ser mortal. Ensayos con animales confirmaron el
peligro y afortunadamente el producto fue sacado del mercado antes que
ocurriera alguna fatalidad. “El próximo caso hubiera podido ser menos leve y el
público menos afortunado”, escribio Marion Nestle, Jefa del Depto. de Nutrición
de NYU en un editorial del New England Journal of Medicine. Cerca del 25 % de
americanos ha tenido reacciones adversas a los alimentos, 8 % de niños y 2 % de
adultos tiene alergia alimentaria y su inmunoglobina ha sido analizada.
<!-3. Cáncer y otras enfermedades
degenerativas
<!-4. Cáncer directo y vínculos con
enfermedades degenerativas. En 1994, la FDA aprobó la rBGH, una hormona de
crecimiento genético de Monsanto, para inyectar en vacas lecheras –aun cuando
algunos científicos advirtieron sobre el resultado creciente del IGF-1, una
potente hormona química, vinculada con riesgos superiores a 400-500% de cáncer de
mamas, próstata y colon. Según el Dr. Samuel Epstein de la University of
Chicago, “induce trasformaciones malignas en las células epiteliales de los
pechos”. Estudios con ratas confirmaron la sospecha y demostraron daños de
órganos internos por ingestión de rBGH. De hecho, los propios experimentos del
FDA indicaron un crecimiento de la masa del bazo de un 46 % -un signo de
desarrollo de leucemia. El argumento fue que la hormona es destruída por
pasteurización. Pero en la investigación efectuada por dos científicos de
Monsanto, Ted Elasser y Brian McBride, sólo el 19 % de la hormona fue destruída
a pesar de hervir la leche durante 30 minutos, cuando la pasteurización normal
es de 30 segundos. Canadá, la Unión Europea, Australia y Nueva Zelanda han
prohibido la hormona rBGH. El Código Alimentario UN, un standard de salud
internacional del ambiente humano, rehuso certificar rBGH como seguro. No
obstante, Monsanto continuó vendiendo este producto en los EEUU. Parte de la
razón puede deberse a que la política del FDA fue iniciada por Margaret Miller,
Directora Delegada del Servicio de Consulta en Salud Humana y de otros
organismos… y antigua supervisora de Monsanto. Ella abrió el camino a gran
cantidad de agricultores a quienes se permitió tener antibióticos en la leche
–y en un factor de 100 o 10.000 %. Michael Taylor, Esq. fue el asistente
ejecutivo del director del FDA. Él bosquejó la Enmienda Delaney que redujo al
mínimo los riesgos de cáncer y más tarde fue contratado como consejero legal en
Monsanto, y posteriormente volvió a ser Comisionado de Política en el FDA.
Varios otros productos GM aprobados implican herbicidas comúnmente conocidos
como cancerígenos - bromoxynil usado en el algodón transgénico y el Roundup de
Monsanto o glufonsinato usado en sojas GM, grano y canola. Además y según el
investigador Sharyn Martin, un número de enfermedades autoinmunes se ven
acrecentadas por los fragmentos de ADN extraños que no son totalmente digeridos
en el estómago humano e intestinos. Los fragmentos de ADN son absorbidos en la
corriente sanguínea y potencialmente mezclados con el ADN normal. Las
consecuencias genéticas son imprevisibles y se han hallado inesperados fragmees
su siembra en un país de origen, ya que México domesticó al maíz y el frijol,
cuyas plantas se han convertido en alimento mundial. Debe proteger
preventivamente su patrimonio natural ante cualquier riesgo. En cuanto a
aspectos sociales, los procesos de monopolización llevan hacia una
concentración de actividades agroempresariales en manos de pocas empresas
transnacionales, destruyendo la economía campesina y los mercados regionales,
creando dependencia tecnológica y por ende, lejos de garantizar la seguridad
alimentaria en el ámbito mundial, encarecen los alimentos básicos. México, con
graves problemas de pobreza y deterioro ambiental, pero siendo uno de los
países megabiodiversos, tiene que aplicar principios precautorios que superen
la imperante pobreza, mejoren la equidad a favor de la calidad de vida de
todos, protejan la biodiversidad y cuiden la salud humana ante potenciales
riesgos a largo plazo. Sólo un enfoque bioético puede impedir un deterioro aún
mayor de la calidad de vida, de la salud y del entorno.
Los riesgos sanitarios a largo plazo de
los transgénicos presentes en nuestra alimentación o en la de los animales
cuyos productos consumimos no han sido evaluados seriamente y su alcance sigue
siendo desconocido. Nuevas alergias, y aparición de nuevos tóxicos son algunos
de los riesgos que corremos al consumirlos.
Una vez liberados al medio ambiente los
transgénicos no se pueden controlar. La contaminación genética pone en peligro
variedades y especies cultivadas tradicionalmente, y es irreversible e
impredecible, no se puede volver a la situación de partida.
Las variedades transgénicas pueden contaminar
genéticamente a otras variedades de la misma especie o a especies silvestres
emparentadas. Por ejemplo, en México, el centro de diversidad y origen mundial
del maíz, los maíces transgénicos importados de Estados Unidos están
contaminando las variedades tradicionales.
El aumento del uso de productos químicos
elimina o afectan gravemente a la flora y a la fauna. Con las plantas
tolerantes a herbicidas, el agricultor debe usar cada vez más cantidad de
agrotóxicos para acabar con las llamadas "malas hierbas". Hoy por hoy
existen datos que demuestran que, debido a esto, se están utilizando muchos más
pesticidas en los cultivos transgénicos que en los convencionales. Con esto, la
presencia de glifosato (el herbicida asociado a la soja transgénica RR de Monsanto)
en el suelo, en las aguas y en los alimentos es cada vez mayor.
. Aparición de nuevas alergias por
introducción de nuevas proteínas en los alimentos. En EEUU, en el conocido caso
del Maíz Starlink (2000) se encontraron en la cadena alimentaria trazas de un
maíz transgénico no autorizado para consumo humano que provocó graves problemas
de reacciones alérgicas.
2. Aparición de resistencias a
antibióticos en bacterias patógenas para el hombre (en algunos OMG se utilizan
genes antibióticos como marcadores). Es decir, algunos transgénicos pueden
transferir a las bacterias la resistencia a determinados antibióticos que se
utilizan para luchar contra enfermedades tanto humanas como animales (por
ejemplo, a la amoxicilina). La Asociación de Médicos Británica ha recomendado
prohibir el uso de estos genes marcadores.
3. Aparición de nuevos tóxicos en los
alimentos (debido a los cultivos Bt o a las proteínas que se utilizan como
marcadores en los OMG).
4. Incremento de la contaminación en los
alimentos por un mayor uso de productos químicos en la agricultura
5. Disminución en la capacidad de
fertilidad. Según un estudio hecho público por el gobierno austriaco, la
fertilidad de los ratones alimentados con maíz
modificado genética-mente se vio seriamente dañada, con una
descendencia menor que los ratones alimentados con maíz convencional.
Luis Contreras Flota
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